sábado, 28 de agosto de 2010

La economía de sobrevivencia en tiempos de crisis


Por: Jhon Freddy Ríos Rodríguez
jhonfreddie@hotmail.com
Fecha: 28/08/2010

En los últimos años, la economía mundial ha sufrido profundos cambios. Estos cambios han convertido un comercio puramente nacional y/o local en un comercio Global, es decir, prácticamente un comercio en el que el mercado está compuesto por todo el mundo.

Mientras que usted está leyendo esta página, es probable que use un computador fabricado en China con componentes japoneses, con sistema operativo norteamericano y quizá sea ensamblado en México. Es probable, que lleve unos pantalones producidos en Colombia con una marca norteamericana, unas gafas italianas, un reloj ruso. Puede ser que esta noche cene con un buen vino chileno o boliviano, o que tome una taza de café de Colombia y que además sea un ser privilegiado al poder consumir estos productos.

En otros lugares, empresarios estarán planificando compras, un grupo de agricultores asociados estará empacando su cosecha para venderla a un intermediario; un agricultor (@), un menor de edad estará trabajando los campos para encontrar el sustento diario; así esta interminable cadena que bien pudiera desarrollarse de forma equilibrada, cada vez lo es menos.

Nuestra población latinoamericana soporta grandes inequidades a causa de la globalización, la crisis financiera mundial, la recesión económica, las políticas de desarrollo descontextualizadas, y la falta de gestión de riesgo entre otros; por esto cada vez se acrecientan la pobreza y disminuyen las oportunidades.
Según el banco mundial personas pobres gastan hasta un 80% de sus escasos ingresos en alimentos. Los agricultores siguen sufriendo especialmente porque los precios de los fertilizantes cambian radicalmente en menos de un año en algunas regiones, los consumidores sufren porque los precios de los alimentos de la canasta básica familiar se han duplicado y triplicado sin tener control de los organismos competentes.

Hay una gran diferencia entre lo previsto y lo observado a través de los años, pareciera que los deseos van por un lado y la realidad por otro, a pesar de esto encontramos lugares recónditos donde grupos de hombres y mujeres organizados y no organizados luchan a diario por sobrevivir, por adaptarse a las nuevas condiciones del clima, del mercado y de la vida.

Son estos magníficos seres quienes gracias a su persistencia soportan la vida de muchas personas en las grandes ciudades, a ellas deberían estar orientadas las ayudas suficientes para garantizar que permanezcan en sus campos desarrollando sus actividades de manera autosuficiente, con condiciones de vida digna, respetando sus tradiciones culturales y fomentando el emprendimiento a fin que se conviertan en empresarios, que garanticen una amplia y diversificada oferta de productos que estimule la demanda, el ahorro, la inversión con seguridad; porque “¡Si no hay inversión y consumo, no hay posibilidades de que la economía crezca… y no hay empleo!”.

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